Agradeciendo a quienes generosamente apoyaron sus suenos de convertirse en Doctora Medica, la hoy Dra. Lina Marcela escribe: Me alegro por la oportunidad que tengo de compartir con ustedes lo grande que ha sido Dios conmigo al concederme graduarme como médica.
Esa ceremonia especial sucedió como había soñado durante tanto tiempo. Todos los días doy gracias a Dios por ser fiel y bueno conmigo. Me abrió puertas e hizo posible que personas tan especiales como la señora Virginia empezaran a ser parte de mi vida y también empezaran a compartir este sueño mío. El día de mi graduación, cuando recibía mi diploma, no podía evitar las lágrimas. En ese momento di gracias a Dios por hacer realidad mi sueño y por dejarme ver la alegría de mis padres y hermanos al verme convertirme en un profesional.
Doy gracias a Dios diariamente por cada nuevo día y también por los pacientes que trato. Pongo en las manos de Dios mis propias manos, mi mente y mi corazón para que sea Él obrando a través de cada uno de mis pacientes. Saber que ahora estoy sirviendo a los humildes y a los pobres es realmente muy especial para mí. También es increíble darse cuenta de que en mi país todavía hay personas que no tienen acceso a los servicios médicos.
Algunos de ellos deben caminar de 3 a 4 horas para obtener atención médica porque no hay transporte. Ahora estoy muy comprometida para hacer mi especialización en otorrinolaringología. Desde el fondo de mi corazón quiero expresar mi profunda gratitud a Dios, luego a la Fundación Camino de Emaús, a mis patrocinadores Virginia Peterson, Pastor Martin Jacobson y su esposa Marin, al Dr. Thomas Christopherson, a David y la Dra. Heather Spader. Espero algún día pueda conocerlos y agradecerte personalmente por toda su generosidad.